Ya sabemos que cuando hay una falta de hormona tiroidea (hipotiroidismo) se traduce en un enlentecimiento del metabolismo, lo que causa síntomas como el cansancio o el estreñimiento.
Cuando se frena la actividad del tiroides, también se frena la capacidad del cuerpo de procesar el colesterol. Este retraso en el proceso del colesterol puede ser explicado por la reducción en el número y en la actividad de lo que se denominan los receptores LDL. Estos receptores LDL ayudan a eliminar el colesterol “malo” del organismo; cuando se reduce el número de receptores, las proteínas LDL se acumulan en el torrente sanguíneo, incrementando tanto los niveles de LDL como los de colesterol total. En relación con el riesgo del aumento del colesterol, un estudio del año 2008 mostró que los pacientes con hipotiroidismo tenían también un incremento del riesgo de padecer una enfermedad coronaria mortal. Se encontró que esta relación era más acusada entre las mujeres que entre los hombres. Incluso en casos con una reducción ligera de los niveles de hormona tiroidea (en el hipotiroidismo subclínico que en muchas ocasiones no es tratado) se ha comprobado la asociación con un aumento de los niveles de colesterol. En consecuencia, resulta recomendable para cualquier persona con niveles elevados de colesterol la realización de un test para descartar la posibilidad de hipotiroidismo. De la misma manera, los pacientes con hipotiroidismo deben de mantener un control analítico del colesterol y de la enfermedad cardiovascular. En ocasiones, el tratamiento del hipotiroidismo por sí solo puede corregir el aumento de colesterol en algunos pacientes, aunque en otros casos será necesario añadir medicación específica para reducir los niveles de colesterol. Image courtesy of Baitong333 at FreeDigitalPhotos.net Tiroides, Indice Metabólico Basal y peso.
Desde hace décadas se conoce que existe una compleja relación entre la enfermedad tiroidea, el metabolismo y el peso corporal. La hormona tiroidea sabemos que regula el metabolismo tanto en los seres humanos como en los animales. Pero ¿Cómo medimos el metabolismo? El metabolismo se determina midiendo la cantidad de oxígeno que consume el cuerpo en un determinado espacio de tiempo. Si esta medida se hace en reposo se le llama Índice Metabólico Basal (IMB). De hecho, la medida del metabolismo basal fue uno de los primeros test utilizados para evaluar el estado del tiroides del paciente. Aquellos pacientes cuya glándulas tiroideas no funcionaban correctamente aparecían con índices metabólicos basales bajos y aquellos con glándulas hiperactivas tenían altos índices de metabolismo basal. Estudios posteriores relacionaron estas observaciones con los niveles de hormona tiroidea y mostraron que los bajos niveles de hormonas se asociaban a bajos IMB y que los altos niveles de hormona tiroidea se asociaban con mayores niveles de metabolismo basal. Actualmente la mayoría de los médicos no utilizan los índices de metabolismo basal dada la complejidad de realizar este estudio y porque el índice metabólico basal está sujeto a otras influencias aparte del estado del tiroides. ¿CuÁl es la relación entre el índice metabólico basal y el peso? Las diferencias en el IMB se asocian con cambios en el equilibrio de energía. El equilibrio de energía refleja la diferencia entre la cantidad de calorías que se ingieren y la cantidad de calorías que el cuerpo utiliza. Si inducimos una elevación artificial del IBM en animales, por ejemplo con drogas, los animales suelen tener un balance energético negativo lo que lleva a una pérdida de peso. Basándose en estos estudios mucha gente ha concluido que los cambios en los niveles de hormona tiroidea que llevan a cambios en el IMB también causarán cambios en el balance energético y por tanto cambios similares en el peso corporal. ¿Cuál es la relación entre el hipotiroidismo y el aumento de peso? Dado que las pacientes con hipotiroidismo tienen tendencia a un bajo metabolismo basal, uno de los síntomas más significativos del hipotiroidismo es la ganancia de peso y la dificultad de perder el peso ganado. En ocasiones, el índice metabólico basal continúa cayendo aunque se reduzcan las calorías con la dieta, lo que podría explicar el porqué algunas mujeres con hipotiroidismo mantienen una ganancia de peso aunque se sometan a dietas. Que se puede hacer con el aumento de peso y el hipotiroidismo Lo primero que se debe plantear cuando se experimenta una ganancia de peso inusual a pesar de la dieta es consultar con su médico de cabecera. Quizá le solicite una medición de TSH (hormona estimulante del tiroides). Hay casos en los que incluso con un rango “normal” de TSH, hay pacientes que requerirán tratamiento. Su TSH podría estar solo ligeramente elevada pero lo suficiente para influenciar a su metabolismo a determinar una ganancia de peso. En estos casos, quizá sea necesario iniciar un tratamiento con hormona tiroidea. En la actualidad existe un debate en el mundo endocrinológico sobre el tratamiento del hipotiroidismo. Por un lado están los que piensan que aquellos pacientes con TSH dentro del rango normal pero con índices metabólicos bajos necesitan tratamiento hormonal. Hay otros, que creen que sólo aquellos pacientes con alteraciones hormonales significativas deberían de ser tratados con hormona tiroidea. Nosotros creemos que cada paciente debe de ser valorado individualmente y debe ser tratado de una manera personal. El aumento de peso no es una evidencia suficiente para concluir que una persona tiene una alteración tiroidea, pero puede formar parte de otros síntomas que pasen desapercibidos al paciente, y que orienten al médico hacia esta posibilidad. También creemos, que la pérdida de peso, la práctica de ejercicio y los hábitos saludables en aquellas pacientes hipotiroideas con sobrepeso, no sólo aumenta la confianza y la autoestima de la paciente, sino que además puede ser de gran ayuda para superar la depresión y el cansancio crónico que pueden acompañar al hipotiroidismo. Fuente: American Thryroid Association Image courtesy of David Castillo at FreeDigitalPhotos.net ¡No puedo dormir!
“No lo entiendo, me encuentro agotada la mayor parte del día, y cuando me meto en la cama me cuesta dormir, me levanto varias veces, y me vuelvo a despertar cansada” A lo mejor esta situación no le resulta muy ajena a algunas personas. El insomnio puede tener múltiples causas, tanto de origen psicológico como médico incluso por algunos hábitos poco saludables. Pero a veces se descartan las causas más habituales de insomnio y no se encuentra un motivo evidente. El hipotiroidismo en estadios iniciales, o subclínico puede ser una de las causas de insomnio que con más frecuencia se pasan por alto y no se diagnostica. Las alteraciones tiroideas podrían jugar un papel importante en el metabolismo de la melatonina y la serotonina, sustancias que están directamente relacionadas con el sueño. Se podría pensar que la fatiga crónica es el resultado de la mala calidad del sueño, y mucha gente puede estar padeciendo esta situación durante años. Sin embargo, el cansancio crónico puede ser un síntoma de hipotiroidismo y no tener que ver directamente con las alteraciones del sueño. Existen otros síntomas de hipotiroidismo que al médico experimentado le pueden acercar al diagnóstico, y que pueden pasar desapercibidos a los pacientes, que pueden asumirlos como parte de su condición física habitual. De sus “teclas”, digamos. Me estoy refiriendo a condiciones como el estreñimiento, torpeza, o una ligera depresión. Estos también forman parte de los problemas derivados de la mala función tiroidea, que pueden en muchas ocasiones ser pasados por alto, incluso en consultas médicas. Por lo tanto, una vez descartadas causas mas habituales de insomnio y de alteraciones del sueño, no podemos perder de vista la posibilidad de una alteración tiroidea como su causa. Sobre todo si otros síntomas acompañan a estas alteraciones del sueño. Image courtesy of David Castillo Dominici at FreeDigitalPhotos.net El hipotiroidismo subclínico (HSC) se trata de una situación en donde los niveles de hormona tiroidea en sangre se encuentran dentro del rango normal del laboratorio y los niveles de TSH se encuentran ligeramente elevados. Esta condición acontece en un 3 al 8% de la población general. Es más frecuente en mujeres que en hombres y su prevalencia se incrementa con la edad.
El 80% de los pacientes con HSC, presentan una TSH sérica inferior a 10 mIU/L. La implicación más importante del HSC es su elevada tendencia a la progresión al hipotiroidismo clínico. Actualmente el manejo actual de estos pacientes es la terapia con hormona tiroidea. Se ha propuesto en los últimos años el disminuir el límite superior de niveles séricos de TSH de 5.0 a 3.0 o incluso a 2,5mIU/L, aunque estas propuestas se han encontrado con críticas sustanciales. Los argumentos más importantes a favor de reducir el límite normal de nivel sérico de TSH es el mayor nivel de anticuerpos antitiroideos detectados en personas con niveles de TSH entre 3.0 y 5.0 mIU7L y un mayor porcentaje de progresión a enfermedad tiroidea clínica. El argumento principal en contra de reducir el límite superior de valor normal de TSH es que entre 22 a 28 millones de americanos (según la Clinica Mayo, en USA) podrían ser diagnosticados de hipotiroidismo sin beneficio clínico o terapéutico de este diagnóstico. Aunque aquellas personas con niveles de TSH entre 3.0 y 5.0 mIU/L tienen una mayor disposición a mostrar anticuerpos antitiroideos y una futura enfermedad tiroidea, parece razonable el pensar que la falta de evidencias de un beneficio de tratamiento con levotiroxina a estos niveles nos haga mantener el límite superior de TSH a 4.0 o 5.0 (dependiendo del laboratorio). Estos valores probablemente se incrementen en personas mayores de 70 años. ¿Es necesario realizar screening para HSC? Hasta el momento no se han establecido guías uniformes para el screening de enfermedad tiroidea con niveles séricos de TSH en la población general. Sin embargo, dada la alta prevalencia de hipotiroidismo subclínico y de factores metabólicos de riesgo asociados como la hiperlipidemia, la Asociación Americana del Tiroides recomienda la práctica de estudios de screening con mediciones de TSH comenzando a los 35 años y cada cinco años a partir de entonces. Las personas con síntomas y con signos potencialmente atribuibles a disfunción tiroidea y aquellos que muestran factores de riesgo para su desarrollo pueden requerir unos estudios de TSH más frecuentes. Asociaciones como el American College of Physicians recomiendan el realizar este screening en mujeres a partir de los 50 años. Dadas las potenciales implicaciones del HSC en la interrupción del embarazo y en el desarrollo neuropsiquiátrico del feto, se ha sugerido el realizar estudios de seguimiento más intensos en las mujeres embarazadas y aquellas que desean quedarse embarazadas. Antes de recomendar un screening rutinario de la población general, son necesarios ensayos clínicos a gran escala que determinen que el tratamiento mejorará la calidad de vida en pacientes por otra parte sanos con unos niveles de TSH moderadamente elevados típicos de la mayoría de casos de HSC. Mientras tanto los médicos debemos de basarnos en nuestra propia experiencia y mantener valores superiores de TSH bajos en mujeres que presenten síntomas vagos sugestivos de hipotiroidismo, en aquellas mujeres embarazadas o que van a quedarse embarazadas, o aquellas personas con una historia familiar de enfermedad tiroidea autoinmune. El tratamiento de pacientes con HSC se encuentra sujeto a controversia, sobre todo en el grupo de pacientes con niveles de TSH entre 5 y 10 mIU/L. La mayor parte de los tiroidólogos están de acuerdo en que los pacientes con niveles de TSH por encima de 10 mIU/L deben de tratarse con hormona tiroidea. Los argumentos más potentes que defienden el tratamiento con hormona tiroidea son el alto riesgo de progresión a hipotiroidismo abierto, el posible aumento de la calidad de vida y la posibilidad de que el HSC sea un factor de riesgo cardiovascular. Fuente: Mayo Clin Proc. 2009 Jan; 84(1): 65–71. |
AuthorDra.Maria José Hurtado Archives
Febrero 2019
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