Últimamente, han proliferado de una manera extraordinaria las páginas web en las que se describen las propiedades “mágicas” del aceite de coco virgen, para casi todas las dolencias y, como no, la sencilla manera con la que se puede comprar este producto a través de Internet.
Podremos discutir algunas de las propiedades del aceite de coco desde un punto de vista médico, y siempre, por supuesto, apoyándonos en las publicaciones científicas pertinentes. Lo que no puedo tolerar, es navegar por Internet y encontrarme páginas web con títulos como: “Consiga dejar su medicación de la tiroides y comience a consumir aceite de coco” (https://argentinasinvacunas.wordpress.com/2014/08/01/consiga-dejar-su-medicacion-de-la-tiroides-y-comience-a-consumir-aceite-de-coco/) o “Get off your thyroid medication and start consuming coconut oil” (http://healthimpactnews.com/2013/get-off-your-thyroid-medication-and-start-consuming-coconut-oil/). Ante todo: el aceite de coco no es útil en el tratamiento de la patología tiroidea. No existe ningún tratamiento alternativo a las hormonas tiroideas exógenas para el hipotiroidismo. Es curioso, que de todas las páginas web que he consultado en las que defienden el aceite de coco como tratamiento del hipotiroidismo, ninguna está firmada por un médico especialista y en ninguna encontramos una base científica que lo justifique. Sí existen artículos experimentales y sobre ratones, pero sobre otros efectos del aceite de coco. Por lo tanto, nos encontramos en primer lugar ante un intrusismo profesional, pero, sobre todo, ante una estafa, y una amenaza sanitaria. El argumento “estrella” de aquellos que sugieren las bondades del aceite de coco para el tratamiento del hipotiroidismo es (y lo encuentro como un “copia y pega” en casi todas las páginas igual), que el aceite de coco disminuye la inflamación y permite que se regenere el tiroides para que vuelva a producir hormona por sí mismo. Lo cierto, es que una vez el tiroides es atacado por el sistema inmunitario, y pierde la capacidad de producir hormona tiroidea, ningún tratamiento conocido va ser capaz de regenerar esa glándula para que vuelva a producir por sí sola la cantidad de hormona necesaria. También defienden la gran capacidad antibacteriana de algunos componentes de este aceite. La capacidad bactericida del ácido láurico, que es la piedra angular de los defensores de este medicamento, es un hecho que se conoce desde el año 1966, en un estudio publicado por el doctor Jon Kabara. Resulta curioso que, conociéndose desde entonces, no se haya utilizado como método antibiótico en las enfermedades infecciosas en las últimas décadas. Podría extenderme aportando datos, artículos y publicaciones médicas que desmontan los argumentos de todas estas páginas, pero no es el el objeto de este post. Mi consejo: desconfiad de las páginas web en las que se propongan tratamientos “naturales” del hipotiroidismo basados en dieta, estilos de vida, evitar determinados alimentos, etcétera. La mayor parte de las páginas que he visitado carecen de ningún sentido científico y podrían incitar a abandonar la medicación hormonal sustitutoria sin la cual los pacientes hipotiroideos volverán a desarrollar, sin duda, los síntomas de su enfermedad. |
AuthorDra.Maria José Hurtado Archives
Febrero 2019
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Todo
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