La noticia de tener que someterse a una cirugía del tiroides para extirpar completamente la glándula, normalmente genera miedo y ansiedad. Cuando se llega a este punto, es porque no existe otro tratamiento posible para nuestra enfermedad tiroidea, bien porque sea un cáncer de tiroides, un bocio de gran tamaño o un hipertiroidismo que no responde a los tratamientos habituales.
La cirugía del tiroides no tiene un rango de edad definido, se realiza desde personas muy jóvenes hasta ancianos. Nuestro cirujano nos informará de todos los detalles que nos puedan preocupar. Actualmente, las técnicas quirúrgicas sobre el tiroides han evolucionado significativamente y, en manos expertas, las complicaciones por la cirugía son poco frecuentes. Pero, ¿Qué sucede una vez me han extirpado el tiroides? ¿Podré seguir con mi vida habitual, hacer ejercicio, quedarme embarazada, mantener mi peso…? ¿Reducirá mi esperanza o mi calidad de vida?...Son cuestiones que inevitablemente cruzan nuestra mente y que a veces nos cuesta manifestar. Los pacientes sometidos a la cirugía, pierden el tiroides de manera brusca, y deben incorporar tratamiento hormonal de sustitución inmediatamente. El tratamiento hormonal sustitutivo va a permitir a los pacientes una vida normal, sin reducción de la calidad ni de la esperanza de vida. En estos casos, los pacientes deben ponerse en manos de un especialista en tiroides que diseñe su tratamiento hormonal, y establezca un protocolo de seguimiento frecuente, hasta ajustar el tratamiento a las necesidades tras la cirugía. Por lo tanto, es importante durante las primeras semanas y meses, poder disponer de un especialista de confianza que nos guíe con las dosis hormonales apropiadas, en función de los cambios que se vayan produciendo hasta la estabilización, y por supuesto, también en situaciones especiales como el embarazo o la menopausia. Con un ajuste apropiado de la dosis de hormona tiroidea, no tiene por qué existir ninguna limitación para llevar una vida normal. Sabemos que cuando una mujer embarazada padece hipertiroidismo, esta enfermedad puede afectar al bebé.
Los riesgos para el bebé de la enfermedad de Graves, la causa más frecuente de hipertiroidismo, se deben a uno de los tres posibles mecanismos: 1.-Hipertiroidismo materno no controlado: El hipertiroidismo materno incontrolado se ha asociado con taquicardia fetal (frecuencia cardiaca rápida), bebés pequeños para su edad gestacional, prematuridad, y otras alteraciones. Esta es una razón primordial por la cual es importante tratar el hipertiroidismo en la madre. 2) Niveles extremadamente altos de Immunogloblulinas Estimulantes del Tiroides (TSI): La enfermedad de Graves es un trastorno autoinmune causado por la producción de anticuerpos que estimulan la glándula tiroidea denominados inmunoglobulinas estimulantes del tiroides (TSI). Estos anticuerpos atraviesan la placenta y pueden interactuar con el tiroides del bebé. Aunque son poco frecuentes (2-5% de los casos de enfermedad de Graves en el embarazo), se sabe que los altos niveles de TSI maternas causan hipertiroidismo fetal o neonatal. Cuando la madre con enfermedad de Graves lleva tratamiento con fármacos antitiroideos, el hipertiroidismo fetal es raro, ya que los fármacos antitiroideos también atraviesan la placenta. 3) Terapia con drogas antitiroideas (ATD): El Metimazol o Propiltiouracilo (PTU) atraviesan la placenta y pueden afectar potencialmente la función tiroidea del bebé. Sin embargo, estudios recientes sugieren que ambos fármacos son seguros durante el embarazo. Se recomienda que se use la dosis más baja posible de ATD para controlar el hipertiroidismo materno, para minimizar el desarrollo de hipotiroidismo en el bebé o neonato. En general, en el tratamiento de la madre con hipertiroidismo durante el embarazo, los beneficios para el bebé superan los riesgos, si la terapia se controla cuidadosamente. Fuente: American Thyroid Association. Image courtesy of nenetus at FreeDigitalPhotos.net |
AuthorDra.Maria José Hurtado Archives
Febrero 2019
Categories
Todo
|